Claves en las lecturas
del uso de drogas y los consumos problemáticos.
Lic. Ricardo Paveto
ripavet@yahoo.com.ar
Cuando
pensamos en políticas que contengan
programas, dispositivos y modalidades de abordajes clínicos y comunitarios del
fenómeno del uso de drogas y los consumos problemáticos, resulta indispensable
tener claro desde donde realizaremos el análisis del problema. En síntesis, si
al pentagrama lo leeremos ¿en clave subjetiva o en clave química? De acuerdo a la respuesta que nos demos, se
determinaran las características de la construcción
del problema y de las propuestas que surjan para su abordaje.
Décadas
de discursos que demonizan las drogas,
estrategias basadas en el criterio de “Guerra contra las drogas”,
Convenciones de Naciones Unidas planteando metas como “Un mundo sin drogas” han
dejado marcas que, al momento de querer aproximarnos al fenómeno del uso de
drogas y los consumos problemáticos, cosifican la mirada, sustancializan el
análisis y, en consecuencia, obstaculizan la elaboración de una respuesta
adecuada al problema.
Estos
discursos o lemas, al poner todo el peso de la cuestión en los objetos llamados
drogas, dejan velado al análisis que de lo que se trata es de actos y conductas
humanas en relación al uso de drogas y al desarrollo en algunas personas de
construcciones de vínculos adictivos con las sustancias.
Resulta
insuficiente e inadecuado para el análisis del fenómeno del uso de drogas y de
los consumos problemáticos, entre estos últimos ubicamos a las adicciones,
quedarnos en una lectura realizada en clave química, donde todo se explica a
partir de los efectos que las sustancias producen en el organismo humano.
En esta
perspectiva, solidaria con los discursos imperantes mencionados más arriba,
sólo cabe la meta del “Consumo Cero” y los criterios abstencionistas como
precondición del inicio y punto de partida para todo tipo de tratamiento. Lo
importante es evaluar presencia – ausencia de sustancia, sin considerar aquello
que es posible, en ese momento subjetivo, para la persona que consulta.
Estamos
de acuerdo en que las sustancias psicoactivas no deben subestimarse. Por
supuesto que tienen su eficacia y riesgos, pero de lo que se trata es de poner
en el centro de la cuestión y también de los tratamientos al sujeto. Una
lectura en clave subjetiva amplía las variables en las cuales se desarrolla una
aproximación situacional del problema, donde están las sustancias, están los
sujetos y están los contextos en el cual se despliegan las singularidades
subjetivas.
Este
triángulo de análisis conformado por: Drogas – Sujetos - Contextos evita la sustancialización de los usuarios de
drogas y fundamentalmente de aquellos que se encuentran en el marco de algún
dispositivo asistencial – preventivo. Ver en clave subjetiva ese uso de drogas
y/o una adicción implica situar la mirada sobre el sujeto que realiza ese acto,
ver qué lugar ocupa en su vida psíquica, con una historia de vida singular,
diferente a las de otros; ver cuál es la finalidad de ese consumo, cual su
funcionalidad, para que situaciones, para qué le sirve al paciente, qué le
resuelve.
Leer en clave subjetiva las primeras entrevistas
que hace un consultante favorece el alojamiento al sujeto tal como se presenta
y no como el entrevistante o la institución quiere que sea; es evaluar una
subjetividad que pide ayuda pero a la vez necesita alojarse en un tratamiento posible ¿Cuál ? El que es posible
para él y no el que indica un protocolo que se aplica como un universal para
todos, borrando las singularidades, el caso por caso, el uno por uno.
La
Reducción de Daños (RRDD) toma el criterio de “umbral de baja exigencia o
umbral de exigencia mínima”. Este criterio, desarrollado en clave subjetiva, no
plantea la abstinencia obligatoria de sustancias como precondición o punto de
partida para el inicio de tratamiento, salvo que la singularidad clínica del
paciente así lo requiera. Se valora positivamente los logros intermedios y
considera, en todo caso, que la abstinencia puede llegar a ser o no un punto de
llegada. Se orienta fundamentalmente a posibilitar la accesibilidad de los
ciudadanos que padecen consumos problemáticos y/o adicciones a los dispositivos
terapéuticos, tanto sociales como de servicios de salud (Paveto, 2010)
Por
último, para no quedar atrapado en una lectura en clave química, conviene
evitar respuestas simples y unívocas a problemas complejos. No sustancializar
el problema del consumo de sustancias implica afirmarse en el triángulo
mencionado más arriba, que incorpora al análisis más variables al problema:
Drogas – Sujetos – Contextos.
Posicionarnos
en clave subjetiva, para una lectura de los usos de sustancias psicoactivas y
los consumos problemáticos, implica entender que las sustancias tienen su
importancia y eficacia. No podemos subestimarlas pero fundamentalmente se trata
de poder ubicar la posición del sujeto en relación a su consumo, la
funcionalidad del mismo para su economía psíquica, su vida cotidiana su
relación con sus contextos sociales y vinculares (Paveto 2010)
Referencias Bibliográficas
.- Paveto Ricardo (2010) Breves cuestiones sobre las políticas de drogas y
las estrategias de reducción de daños y riesgos aplicada en materia de
adicciones en Torres, Sergio y Marrazo L e Iglesias D. (compiladores) “Paco, una década después…estructura de un
problema y compilación normativa” Editorial EDIAR, Buenos Aires. Págs. 145
a 151.
No hay comentarios:
Publicar un comentario